Cuentan que en un diciembre cuando hay más visitantes a la basílica de Guadalupe, salió de San Luis Potosí un grupo de peregrinos llenos de fe y devoción a visitar a la virgen de Guadalupe, después de un largo y cansado camino, al fin llegaron a la ciudad de México, como ya era tarde, un poco más de media noche, decidieron esperar a que amaneciera para entrar a la basílica, así es que se acomodaron a dormir algunos fuera de la basílica para guardar lugar y poder entrar temprano y después tener tiempo de conocer la ciudad, otros prefirieron dormir calientitos y más cómodos en el autobús que los transportaba.
Quienes durmieron fuera de la basílica cuentan que después de acomodar las cobijas para acostarse se pusieron a platicar en espera de que llegara el sueño, cuando de pronto, se alcanzó a ver una luz que parecía salir de la antigua Basílica de Guadalupe, al poner atención se dieron cuenta de que era una mujer con una vela que seguía encendida a pesar del viento, caminando hasta la nueva Basílica, la gran sorpresa fue al ver que entro a la basílica atravesando las paredes, se dice que Algunos por curiosidad han entrado a la Basílica y la han visto dejar la vela en ofrenda, rezar y después desaparecer.
Se rumora que es un alma en pena que cumple un mandato que no cumplió en vida.
Los peregrinos que cuentan la historia en esta ocasión, prefirieron ir a dormir al autobús junto con los demás compañeros y regresar al otro día cuando ya haya amanecido a ver a la virgen de Guadalupe.
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