Esta
leyenda es muy común en Ciudad de México y alrededores: el conductor de un
autobús realiza normalmente su recorrido en horario nocturno. Todo parece
normal, cuando por el espejo retrovisor advierte que hay una joven sentada en
el fondo del autobús, de la cual no recuerda que haya subido. No le da
importancia al asunto y continúa conduciendo.
Cuando se baja la última personal
y se dispone a marchar a la terminal a acabar el recorrido, nota que la joven
aún sigue en su asiento, inmóvil. Se vuelve para indicarle que ya no hay más
paradas, pero no encuentra a nadie al mirar. Sin embargo, al volver a observar
por el espejo retrovisor, ella está allí. El conductor pisa los frenos y deja
su puesto para revisar el vehículo: no hay nadie. Aun así, cuando se dispone a
retomar el viaje, la joven está allí, en el fondo del autobús, reflejada en el
espejo.
Muerto de miedo, el conductor comenta el hecho con sus compañeros y
estos le informan que se ha topado con la joven del autobús, una mujercita que
fue atropellada hace muchos años por uno de esos vehículos y que ahora monta
guardia en los asientos para vigilar que los conductores cumplan con las reglas
de tránsito. Si no lo hacen, se les aparece de súbito frente al autobús. Se
dice que varios conductores han muerto al intentar esquivarla.
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