Otras versiones dicen que la leyenda es de origen mexica y que, cercano el tiempo de la Conquista, la diosa Cihuacoatl, vestida con ropas de cortesana precolombina, gritaba: «¡Oh, hijos míos! ¿Dónde os llevaré para que no os acabéis de perder?», y auguraba los eventos terribles que vendrían.
Un relato distinto cuenta la tragedia de una mujer codiciosa que, al quedar viuda, pierde su riqueza y, como no soporta la miseria, ahoga a sus hijos y, después, muere, por lo que es condenada a regresar del más allá a penar por sus crímenes. Una versión más cuenta que esa mujer había sido asesinada por su marido y se aparecía para lamentar su muerte y proclamar su inocencia.
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